lunes, 13 de junio de 2011


Mi vida, hoy, es un constante esfuerzo de justificación. De hacer sin saber por qué. de vivir el presente eufórico solo por negar ese vicio atroz de estar pensando constantemente en el mañana. Vivo en medio de eternas reacciones psicosomáticas. De problemas que no sé que existen hasta que mi cuerpo los transfoma en alguna patología sin causa aparente. Vivo de manera inconciente. Hago mucho, a veces pienso. Me saco las mañas. Me saco el egoísmo. No vivo las penas, hasta que las vivo. Envidio menos, mucho menos. Deseo lo justo y lo necesario. A veces más. Todavía tengo arranques de rabia. Odio a los que mas quiero y amo a los que nunca he querido. Pase de ser una misántropa empedernida a una filántropa incompleta. Aspirante a. Principiante de. No se cómo. No me acuerdo cuándo. Pero me gustaría que entendieras. Sin juzgarme. Solo que entendieras. Que odiarlo todo nunca me hizo feliz. Y amarlo todo, tampoco, pero al menos ya puedo sacudirme un poco la miseria. La melancolía esta intacta. Todavía.  

sábado, 11 de junio de 2011

"Si con la idea de «naturaleza» se ha querido señalar lo permanente, tal idea es hoy inadecuada aun si se la quiere aplicar a lo más objetal del ser humano, es decir, a su cuerpo. Y en lo que hace a una «moral natural», a un «derecho natural», o a «instituciones naturales», encontramos, opuestamente, que en ese campo todo es histórico-social y nada allí existe por naturaleza."

martes, 7 de junio de 2011

Atmósfera - 2008


Los seres humanos tenemos un poder increíble para abstraernos de la realidad. Cuando nuestro entorno no atrae nuestra atención, somos capaces de ignorarlo de una manera aterradora. Así lo hacemos cuando estamos en una clase aburrida, cuando no nos interesa seguir la línea argumentativa del profesor, cuando la gente insiste en contarnos estupideces o cuando vamos arriba de un bus. En este último caso, ir al lado de la ventana es una verdadera salvación para el abstraído.

Haciendo caso omiso de las conversaciones de las escolares de al lado, del diario que lee el señor del frente o del niño que llora dos metros más allá, el "abstraído en tránsito" va sumido profundamente en continuas reflexiones que no tienen nada que ver con la serie de imágenes que capta su retina. Porque todo sujeto que es presa de la abstracción, finge que mira el mundo a través del vidrio para no hacer evidente la sensación de ajenidad que lo invade. Ello se hace patente cuando el abstraído se ubica en la misma posición durante sus viajes en tren subterráneo. A menudo los trenes transitan por túneles en los que no hay mucho que ver. Pero, puesto que el abstraído no está preocupado realmente de sus ojos, la oscuridad le tiene sin cuidado.

El tiempo del abstraído se desvanece en un centenar de conexiones neuronales, que su rostro inexpresivo es incapaz de reflejar. La existencia de una vida paralela modificada por relatos imaginarios, sumen al sujeto en una ensoñación que es capaz de esfumarse tan fugazmente como aparece. Sin embargo, su fugacidad no influye en su intensidad. Las abstracciones gozan de una capacidad única de raptar conciencias, dejando al sujeto en cuestión, apartado de su propio entorno. La situación puede traer consecuencias negativas en caso de que el abstraído deba permanecer atento por mucho tiempo ante un mismo sujeto parlante. Durante el tiempo que la abstracción haya raptado su conciencia, el infeliz no tendrá ni la más mínima idea de lo que se haya dicho en su ausencia mental.

Es por ello que las abstracciones actúan, idealmente, en contextos de soledad poco atractivos desde el punto de vista sensorial. En ellos el sujeto se ve obligado a replegarse y a enfocar sus capacidades cognoscitivas y expresivas en sí mismo. Lo relevante de esta práctica es que permite crear límites psicológicos inquebrantables, aun cuando se está rodeado por decenas de desconocidos en un espacio notablemente pequeño.
Al abstraído le está permitido perderse libremente en sus pensamientos. Si quiere imaginar cosas o reír internamente, puede hacerlo. Paradójicamente el abstraído, en su autismo efímero, cumple con las reglas sociales de comportamiento. La misma sociedad es la que le permite abstraerse. Y es libre de construir los relatos que quiera con la única condición de volver a la realidad cuando así lo estime necesario su capacidad de raciocinio. Ahora, si el sujeto abstraído carece de esta última capacidad, podrá felizmente permanecer envuelto en abstracciones durante el tiempo que guste.

wikipedia dice:


"La experiencia de lo sublime implica para Dessoir un olvido del propio yo, en el que el miedo es sustituido por una sensación de bienestar y seguridad al enfrentarse a un ser superior. Esta sensación es similar a la experiencia trágica: la "conciencia trágica" es la capacidad de lograr un estado exaltado de la conciencia, logrado a partir de la aceptación del sufrimiento inevitable destinado a todos los seres humanos, y de las oposiciones irresolubles de la vida."

bosquejo - 2009


Sabes que? Más que pensar en lo intelectual de una obra o ponerse a hablar de la conceptualización, siento que lo único que realmente me importa es que un autor al crear algo no me trate como idiota, que simplemente me muestre algo real, algo que venga de sus vísceras, que sea… honesto.

Claudio Bertoni escribió una vez - 2009


"yo no entiendo
como se puede ser tan esclavo
de una mujer
de un culo
de un par de tetas
pero
se puede
y es
casi lo único
que se puede"

Y yo me pregunto entonces, ¿qué nos queda a nosotras...? 

porque ellos no son esclavos nuestros, son esclavos de sí mismos. 

de la maldita pulsión sexual que satisfacen con nuestros cuerpos. 

y nosotras, esclavas de esclavos. 

ahí donde la jerarquía se va a la mierda.

excelente combinación.

frustrante, pero excitante.

yo también soy una esclava, bertoni, y tampoco lo entiendo.

Ayer se acabó el mundo


Andaba yo recorriendo montañas interminables, atravesando túneles decorados con pinturas abstractas, sin rostro, así estaba yo cuando explotó. Ardió en llamas el otro hemisferio.Yo lo ví. Lo ví antes y no le dije a nadie. Y me perdi entre las calles, nos perdimos todos: los sobrevivo de gesto inconciente. Anduvimos juntos, pero separados. Por pequeños pasillos abandonados. Parece que todo el mundo salió de viaje, todo el mundo andaba en el otro lado. Y los pocos que quedamos, hicimos las maletas: nos fuimos a vivir al mar. Porque en el agua nada explota: flota, sino se hunde. Y al entrar al  agua nos fuimos volviendo peces, sacando aletas. Y eramos todos sirenos vestidos de fiesta. Los padres llevaban corbatas pegadas a las branquias. Las madres no existían, las habíamos perdido. Como una maldición. La paga por nuestro egoísmo nos dejó huérfanos: sin tierra, sin casa, sin madre, sin piernas, vagando en barcos para convertinos en monstruos marinos. Llevando faldas, camisas y pantalones que nunca vamos a ocupar, porque en el mar todo se moja y nosotros estamos acostumbrados a vivir en sequía.

carta de desamor

 
querido solo: 

contigo me siento abismo. estas sobre mí, pero no. fantasma inoportuno, ¿viviste alguna vez? diluido entre la gente, me imagino. nunca estás donde estás. demonio sufrido, indominable por herido. si añoro el invierno, es por ti. sublime por convicción, a ratos, nefasto. me agotó tu  vicio terco: esa obsesión por trisar  constantemente la imagen de ti mismo. generoso excéntrico que encaja por extrañas afecciones. serás mi eterna reacción psicosomática: explicación del nunca más, justificación de la miseria. prefiero verte en la proyección imaginaria en donde todavía coincidimos.

atte. sola