martes, 7 de junio de 2011

Ayer se acabó el mundo


Andaba yo recorriendo montañas interminables, atravesando túneles decorados con pinturas abstractas, sin rostro, así estaba yo cuando explotó. Ardió en llamas el otro hemisferio.Yo lo ví. Lo ví antes y no le dije a nadie. Y me perdi entre las calles, nos perdimos todos: los sobrevivo de gesto inconciente. Anduvimos juntos, pero separados. Por pequeños pasillos abandonados. Parece que todo el mundo salió de viaje, todo el mundo andaba en el otro lado. Y los pocos que quedamos, hicimos las maletas: nos fuimos a vivir al mar. Porque en el agua nada explota: flota, sino se hunde. Y al entrar al  agua nos fuimos volviendo peces, sacando aletas. Y eramos todos sirenos vestidos de fiesta. Los padres llevaban corbatas pegadas a las branquias. Las madres no existían, las habíamos perdido. Como una maldición. La paga por nuestro egoísmo nos dejó huérfanos: sin tierra, sin casa, sin madre, sin piernas, vagando en barcos para convertinos en monstruos marinos. Llevando faldas, camisas y pantalones que nunca vamos a ocupar, porque en el mar todo se moja y nosotros estamos acostumbrados a vivir en sequía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario