domingo, 16 de junio de 2013

Se enfrenta al papel y de inmediato escupe en blanco. No hay simbología porque está obsesionada con la evidencia: harta de la metáfora mental, de esa capa de apariencia bajo la cual siempre hay algo más. 

Piensa que para limpiarse debe resolverse por completa, no dejar ni una maraña feliz. 

                                                                  Comprende, por otro lado, el  terrible error de esa aspiración.

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