domingo, 1 de abril de 2012
facho por miedo
ahí va mi papá, a paso apresurado por una de las arterias del santiago centro de fines de los sesenta. va junto a un montón de otros cabros, todos con pantalones acampanados y sueters ajustados. cargan banderas del partido nacional de chile. marchan orgullosos al lado de sergio onofre jarpa. caminan, se ríen, gritan al unísono en contra del comunismo. caminan un poco más allá. un poco más, hasta encontrarse con el grupo opositor. el enfrentamiento comienza, como la mayoría de las veces, con palabras amenazantes. luego vienen los insultos. los empujones. los manotazos. los golpes. de pronto el balazo y un rojito que cae al suelo. mi viejo corre, corre y corre. vuelve hasta nuestra conversación post almuerzo en la casa en que vivimos en el puente alto del siglo xxi, para decirme sin verguenza ni orgullo, que el muerto era un brasileño y "que nunca se supo quién lo mató". se me viene a la cabeza la foto empolvada de pinochet que mi papá tiene colgada en el cuartucho de cachureos de la casa. me da la impresión de que la tiene ahí solo para provocarnos. para ver hasta donde llega nuestra amor hacia él. un amor traducido en la aceptación de ese fascismo que siempre ha sido más emocional que ideológico. mi padre es un facho por miedo, no por convicción.
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