martes, 31 de julio de 2012
Perder la cabeza
caminaba por el andén del metro hacia la escalera que da a la salida, cuando escuché detrás de mí la voz de un niño : papá, ¿tu me ves perder la cabeza a mi...? aunque la pregunta tenía algo de macabra, debo reconocer que me causó cierta admiración. no es el tipo de preguntas que un adulto espera de un niño, así que al oirla no pude evitar sonreír. eso hasta que escuché la respuesta del padre: "no, hijo.... pero puedes perder la cabeza... si lo pierdes todo..." los puntos suspensivos en este caso no cumplen su función. no dejan en suspenso ninguna frase, simplemente expresan desgano. el padre le comunicó esta respuesta con tal desinterés al hijo que en mi interior resonó un rotundo "¡no!". ¿cuántos niños estarán haciéndole preguntas igual de importantes a sus padres y recibiendo respuestas de este tipo...?, ¿ a qué se refería ese sujeto con "perderlo todo"?, "!no, niño, perdiéndolo todo no podrías sentir más segura tu cabeza!", me dieron ganas de decirle. no lo hice, claro está, en primer lugar por cobardía, en segundo lugar porque me pareció imprudente, y en tercer lugar porque me di cuenta que ni siquiera yo estaba segura de tal afirmación.
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